Problemas de Geografía Personal

lunes, noviembre 27, 2006

-R-

No hay tipos de resignación. Hay modos de tristeza y clases de espera, hay distintas emociones, grados de nostalgia,... pero sólo una resignación, siempre apagada, sombría, ausente, implacable, sacudiéndonos la capacidad de decidir, la esperanza.

Sin tocarnos se acerca, se sienta en un rincón, sin mirar siquiera, sin estridencias, con calma. Con calma, porque una vez que aparece es para quedarse, llega porque se agotaron el resto de los caminos, y ella lo sabe; se sabe el último recurso, relegada al extremo en que ya nada se puede hacer, reir o llorar. Esa es su fuerza, saberse invencible en su diminuto territorio. Desde allí no hay vuelta atrás. No hay paisaje que mirar, ni tiempo que aguardar. Se detienen de golpe el tiempo y el espacio, el ruido y el silencio, la duda y la certeza... Y sólo hay mordiscos repentinos de recuerdos de lo que fue, lo que pudo haber sido, lo que debió haber sido...

Reniego de esa memoria de colmillos afilados, la espanto y luego me arrepiento. La resignación sigue sentada en su rincón, reinando, dueña y señora de la nada que domina. La miro y me lanza una mueca con dolor de sonrisa. Nada más. Sentarme en aquel banco invadida de contradicciones y violencias inútiles, mientras me muerden los pies y las manos las bocas de la imposibilidad.