Camino Cierto

Justo saber: saberlo, saberse, sabernos... que la luz de un faro, apagándose suavemente al compás de un sueño, habla; que la alineación perfecta de dos botes de danao en medio de la carretera habla; que los horarios de autobuses y trenes hablan; que hablan el cerrar los ojos, las musas, reencontrar la voz al mismo tiempo y descubrir que siempre había estado ahí... habla, habla tanto y tan fuerte como esta sensación aquí, en el estómago, cada vez que perdemos pie y comprendemos que podemos volar...
Nada. Ni esperarlo, ni observarlo, ni buscarlo, ni encontrarlo... No hacía falta, no valía ni hubiese bastado. Tan sólo saber escuchar a todo aquello que, alrededor, nos confirma a cada instante que recorremos el camino cierto...